Los
niños y niñas son considerados sujetos sociales que aprenden a lo largo de
sus vidas, por ello, es fundamental un adecuado desarrollo en lo afectivo,
emocional y social; en consecuencia, la educación de los niños y niñas en su
etapa inicial debe estar constituida por diferentes aprendizajes, el
bienestar personal y el desarrollo social, siendo estos la base en los
primeros años de vida. Aunque los padres son los primeros educadores e
influyen significativamente en el desarrollo social y afectivo de sus hijos proporcionando
valores y moldeando su comportamiento; es también fundamental la pedagogía empleada
tal y como lo exaltan Soto y Violante (citado en Fandiño, Carrasco,
Carvajal, Gómez, Barbosa, Betancourt y Valderrama, 2010) en su libro Pedagogía
de la crianza: un campo teórico en construcción, plantean la importancia de
hacer consciente el impacto que la acción pedagógica y el ámbito de los
jardines maternales tienen en el desarrollo personal y social de los niños y niñas.
Para el desarrollo de la
dimensión personal social, se consideran tres ejes fundamentales:
Identidad, Autonomía y
Convivencia.
Identidad: el ser humano se forma y construye como persona en medio de situaciones culturales en cuanto a creencias, normas y valores; entendiéndose que debe reconocerse como parte de un grupo social o comunidad, siendo sujeto activo y único, capaz de construir un sentido personal de vida en el contexto cultural en el que se encuentre.
Por lo anterior, el papel del docente en este aspecto es primordial, ya que debe generar ambientes que faciliten la interacción tales como charlas de grupo, juegos en equipo y temas de interés común que faciliten el reconocimiento de sí mismos, fortaleciendo diferentes aspectos.
Autonomía:
es
necesario que desde el hogar enseñen a los hijos a ser independientes y
autónomos; seres capaces de construir sus vidas y de tomar decisiones,
respetuosos con las reglas y normas, para así lograr personas seguras,
posibilitándoles construir excelentes relaciones con sus pares. Así mismo; "(...) es importante la necesidad de
interdependencia, es decir, de reconocer en los otros a sujetos con
proyectos, sentimientos, pensamientos y emociones que pueden llegar a ser
compartidos"
Convivencia: la convivencia es
entendida como un proceso en el que el individuo reconoce a los demás,
construye relaciones con ellos, y pasa a ser parte de una comunidad, teniendo
en cuenta sus intereses individuales como los colectivos, aplicando normas y valores
socialmente y culturalmente aceptadas. Como sabemos, además de la familia, el
jardín y el colegio, existen diferentes contextos de socialización como
parques, supermercados, centros comerciales entre otros, donde los infantes
van aprendiendo paulatinamente. De estos contextos
niños y niñas aprenderán que muchos aspectos de su vida personal dejan de ser
asuntos privados, íntimos o naturales; que son parte de lo que se comparte
con otros en su cultura y su sociedad; que establecen comportamientos y
actitudes válidas y aceptables y a la vez regulan y corrigen otros, para
poder compartir e interactuar en el respeto, el cuidado, la colaboración y el
afecto. (Fandiño, et al., 2010)
Es importante que el maestro implemente salidas a diferentes lugares para fortalecer las propuestas de trabajo donde los niños y niñas desarrollen experiencias; además, es importante que los maestros escuchen y tengan presente los sentimientos e inquietudes, donde los asuman con igualdad, como personas que tiene voz y son libres de expresar sus pensamientos.
La dimensión corporal en el ámbito pedagógico implica aplicar técnicas que favorezcan en gran medida la relación de los niños y niñas con el mundo que les rodea a través del domino de habilidades psicomotrices. El rol del docente debe estar centrado en ofrecer seguridad a través del trabajo pedagógico, facilitando a los niños y niñas utilizar su cuerpo como medio de comunicación y de acción.
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Promoción del desarrollo socio - afectivo y moral desde la labor docente Para promover el desarrollo socio afectivo y moral de los niños y niñas, el docente debe posibilitar diferentes tipos de experiencias a través de juegos, dinámicas, gestos; además de propiciar un ambiente adecuado donde exista un buen trato, con muestras de cariño que fortalezcan los vínculos afectivos para lograr seguridad y confianza en los infantes. En este sentido, el docente debe de estar capacitado para orientarlos y guiarlos correctamente, teniendo en cuenta sus debilidades y fortalezas, además de respetar la diversidad cultural de los niños y niñas. En consecuencia, e s innegable que la relación profesor – estudiante es bidireccional, y existen variables externas o socioculturales e internas o intrapersonales propias de cada uno que influyen en sus conductas Nickel (citado en Baquero, 2014); además de lo mencionado, es de aclarar que t odo profesor de aula, indepen...
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